viernes, 9 de mayo de 2014

Cuestionario y reflexión: auto-evaluación.

Cuestionario de auto-evaluación de prácticas cooperativas

Antes de comenzar la auto-evaluación, revisa el siguiente texto de Pere Pujolás y responde a las siguientes preguntas:

LECTURA

El maestro, la profesora de geografía y el profesor de latín
Pere Pujolás (2008). 9 ideas clave: El aprendizaje cooperativo. Barcelona. Graó
En la escuela de mi pueblo, durante mi infancia (en los años cincuenta) sólo había dos clases - una para los niños y otra para las niñas - y dos profesores – un maestro para los niños y una maestra para las niñas. A ellas acudían todos los niños y niñas del pueblo, de los seis hasta los doce o trece años. En ambas clases había, evidentemente, mucha diversidad y era muy difícil que el maestro o la maestra pudiera atender eficazmente a todo el alumnado. Sin embargo, recuerdo que tuve un maestro -un buen maestro, por cierto- que había organizado la clase de tal forma que todos los alumnos siempre tenían algo que hacer. Mientras explicaba la lección a unos, los demás hacían algún trabajo individual. Cuando uno acababa su trabajo, el maestro le enviaba a hacer leer a alguno de los más pequeños o a ayudar a un compañero que no sabía hacer algo.
 Poco antes de cumplir once años (faltaban unos días…) hice el examen de ingreso al bachillerato elemental de entonces. Allí tuve a una profesora - muy dinámica, por cierto - que, para que aprendiéramos de memoria los nombres de ríos, montañas, capitales, provincias, etc., había dividido el grupo clase en diferentes equipos y de vez en cuando organizaba un torneo en el que competíamos para saber qué equipo respondía mejor a sus preguntas. Dentro de cada equipo los alumnos podíamos ayudarnos y cada uno se "especializaba" en un tema: uno en ríos, otro en montañas, otro en provincias..., aunque, evidentemente, el examen final era individual y todos debíamos saberlo todo.
 También tuve a otro profesor, el de latín - muy estricto, por cierto - que cada semana dividía la clase en dos grupos y nos hacía sentar en dos largos bancos, situados uno frente al otro. Una vez sentados, hacía una pregunta al primero de uno de los bancos (rosa, rosae…) ; si no sabía la respuesta, preguntaba al segundo y, si éste respondía correctamente, "adelantaba" al primero. A continuación preguntaba al primero del segundo banco (amare: presente de indicativo…). Y después se dirigía al primer banco, y preguntaba al siguiente... Y así sucesivamente hasta que había preguntado a todos los alumnos. Siempre que algún alumno no sabía la respuesta, preguntaba al siguiente, o al siguiente, hasta que uno daba la respuesta correcta y pasaba delante de todos los que no habían sabido responder... Finalizada la sesión, se escribía en cada extremo de la pizarra la "clasificación" de cada uno de los bancos, y ésta determinaba la colocación de los alumnos en cada banco en la siguiente sesión.
 De todas formas, tengo que decir que la mayoría de los profesores y profesoras del  instituto no hacían nada especial. Más o menos, en todas sus clases seguían esta secuencia: al iniciar la clase preguntaban aleatoriamente a algunos alumnos la lección o los ejercicios del día anterior; seguidamente explicaban una nueva lección, o cómo resolver algunos ejercicios, ponían algún ejemplo, hacíamos algún ejercicio (cada uno sentado en su sitio sin poder hablar ni consultar con los demás compañeros) mientras el profesor resolvía las posibles dudas de algún alumno, y señalaban los ejercicios o temas que teníamos que hacer o estudiar para el próximo día de clase. De vez en cuando ponían un examen de las lecciones que ya habíamos hecho -algunas veces, incluso, sin avisar, sobre todo cuando nos habíamos portado mal-. También había un examen trimestral y otro final, durante el mes de junio.
 Bastante tiempo más tarde he descubierto -expresado con palabras más técnicas- que el maestro de la escuela de mi pueblo había organizado el trabajo en el aula de forma cooperativa, la profesora de geografía utilizaba una estrategia en la que había cooperación intragrupal y competencia intergrupal, el profesor de latín había optado por una organización social de su aula claramente competitiva y, finalmente, la organización social del aula del resto de profesores y profesoras era visiblemente individualista. Es decir, cada uno de ellos utilizaba una estructura de aprendizaje distinta.

¿Nos son familiares estos estereotipos?
¿Hemos tenido profesores de cada uno de estos tipos?
Cooperativo
SI
NO
Cooperación intragrupal y competencia intergrupal
SI
NO
Competitivo
SI
NO
Individualista
SI
NO


¿Crees que algunas de estas “estructuras de aprendizaje” es más eficaz que las demás?
¿Te animas a analizar tu propia práctica para conocer su nivel de cooperación?
El siguiente cuestionario te puede ayudar a tomar conciencia de tu gestión cooperativa del aula:
¿Qué aspectos de tu estructura de aprendizaje crees que puedes cambiar para hacerla más cooperativa?

El trabajo en clase se organiza en grupos de entre 2 y 7 miembros.     SÍ NO
Comenzamos por parejas para crecer luego hacia cuartetos y agrupamientos mayores.
NO
Hay un objetivo común para cada grupo de estudiantes. NO
Trabajamos el desarrollo interpersonal y grupal además de los propios contenidos.
NO
Los grupos se organizan de manera heterogénea (sexo, niveles de rendimiento, interés, diversidad cultural, etc.).
NO
En los grupos los alumnos se necesitan para llegar a una meta común.
NO
El trabajo en grupo y el trabajo individual se complementan. NO
Cada miembro del grupo tiene información o tareas complementarias que aportar al grupo.
NO
Se evalúa tanto a los estudiantes individualmente como al grupo en conjunto.
NO
Se evalúa el trabajo realizado pero también el funcionamiento del grupo como equipo de trabajo.
NO
Se usa para cualquier tipo de contenido y actividad (búsqueda de información, creación de un producto, evaluación, etc.).
NO

¿Qué aspectos de tu estructura de aprendizaje crees que puedes cambiar para hacerla más cooperativa?

Participación por parte de la familia.
Atender cada una de las necesidades de los niños.

Los aspectos por los que utilizo el aprendizaje cooperativo en el aula son porque tienen las siguientes ventajas:
·         Promueve la construcción de conocimiento porque obliga a activar el pensamiento individual, a buscar formas de investigar sea en forma independiente o en grupo.
·         Desde el punto de vista de la comunicación, la colaboración propicia que se genere un lenguaje común, pues se establecen normas de funcionamiento grupal y se disminuye el temor a la crítica.
·    En cuanto a la satisfacción y el aumento de la productividad, se ha demostrado que el trabajo colaborativo tiene ventajas en la ejecución de tareas.
·         Genera una interdependencia positiva,
·         Promueve la interacción de las formas y del intercambio verbal entre las personas del grupo, lo que afecta finalmente a los resultados del aprendizaje.
·         Valora la contribución individual dado que cada miembro del grupo asume íntegramente su responsabilidad en la tarea.
·         Estimula habilidades personales y de grupo al permitir que cada miembro participante desarrolle y potencie las habilidades personales y grupales como: escuchar, participar, liderar, coordinar actividades.
·         Propicia un ambiente para la comunicación y discusión.
·         Asegura la calidad, confiabilidad y exactitud en las ideas y soluciones.
·         Obliga a la auto-evaluación del grupo. Exige evaluar lo realizado por los integrantes en la consecución de los objetivo.

·         Promueve el proceso enseñanza-aprendizaje, el cual es concebido como un proceso activo.

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